La noche del 7 de mayo de 1995, la ruta internacional CH-225 que une Puerto Varas con Ensenada se transformó en el escenario de una de las peores tragedias carreteras en la historia de Chile. En el kilómetro 7, a la altura del estero Minte, un terrible colapso del camino, provocado por la acumulación de aguas lluvias, provocó la caída de siete vehículos —entre ellos un camión de alto tonelaje— a un socavón de más de 15 metros de profundidad. 27 personas murieron, entre ellas 15 menores de edad, y solo una sobrevivió.
Una ruta sin mantenimiento y lluvias devastadoras
El estero Minte, en el sector rural de la Región de Los Lagos, era encauzado hacia el lago Llanquihue a través de una alcantarilla de poco más de un metro de diámetro. Sin embargo, la infraestructura no estaba preparada para enfrentar fenómenos meteorológicos extremos.
Durante las 48 horas previas a la tragedia, se habían registrado 192 mm de precipitaciones, una de las lluvias más intensas del año. Sedimentos, ramas y piedras obstruyeron la alcantarilla. A las 19:00 horas de ese domingo, la fuerza del agua venció el terraplén de tierra, provocando una gigantesca fosa que devoró la carretera.

El accidente: una cadena fatal de caídas al vacío
En plena oscuridad y bajo una intensa lluvia, cuatro automóviles, un jeep, una camioneta y un camión con acoplado fueron cayendo al socavón. Los vehículos más pequeños fueron los primeros en caer. Un conductor alcanzó a detenerse y a hacer señales de advertencia, pero el camión cargado con madera no pudo detenerse a tiempo y cayó, aplastando a los vehículos que estaban en el fondo.
Entre las víctimas estaban familias completas que regresaban de un paseo a Ensenada y el reconocido empresario Claudio Niklitschek, dueño de Transportes Varmontt.
La lista de fallecidos
La tragedia enlutó a toda la Región de Los Lagos. Entre las 27 víctimas fatales, había niños, padres, abuelos y hermanos:
Un solo sobreviviente: el alpinista que logró escapar del abismo
Ludwig Codjambassis, el único sobreviviente, logró escalar el barranco gracias a su experiencia como montañista. En declaraciones al diario El Llanquihue, relató los segundos clave en los que esquivó el impacto del camión y subió a la carretera para evitar más muertes.
“Lo más traumático fue escuchar a los niños gritar y no poder ayudarlos”, señaló Codjambassis. “Dios sabe por qué me salvó. Logré frenar a unos quince vehículos. Pero los gritos de los niños quedaron grabados para siempre”.
Negligencia, falta de mantención y una cruz sin justicia
La tragedia desató una ola de críticas contra el Ministerio de Obras Públicas, a cargo del camino. Vecinos denunciaron que las alcantarillas no habían sido limpiadas después del verano. El ministro de la época, Ricardo Lagos Escobar, descartó responsabilidad estatal y atribuyó el accidente a “una tala de bosques”.
No obstante, los tribunales civiles sí encontraron deficiencias estructurales: el terraplén era de tierra y la alcantarilla estaba mal ubicada. En 1999 se dictó una sentencia de primera instancia con indemnizaciones por 3.674 millones de pesos, pero fue apelada por el Consejo de Defensa del Estado, que incluso denunció a la jueza del caso. El proceso judicial fue entorpecido por conflictos de interés y presiones institucionales.
Finalmente, en 2002 se alcanzó un acuerdo extrajudicial por 1.225 millones de pesos, destinado a 26 de las 27 familias afectadas y al sobreviviente. El Estado nunca admitió oficialmente su responsabilidad.
Memoria: un puente y una cruz de madera
Tras la tragedia, se construyó un puente sobre el estero Minte, y a un costado del camino se instaló una cruz de madera que hasta hoy recuerda a las víctimas. Es un lugar de paso que conmueve en silencio a quienes conocen la historia.
Una herida que sigue abierta
A tres décadas de los hechos, la tragedia del estero Minte sigue siendo un símbolo del abandono estatal, de la fragilidad de nuestras rutas y del dolor de las familias. La cruz aún está allí. Y con ella, la memoria de 27 vidas truncadas en una noche que Puerto Varas y Chile no deben olvidar.
Agradecimientos fotografía principal: El Mercurio